Luego de las vacaciones y en algunos casos el paro docente, muchos chicos se encuentran en una común pero preocupante situación: no quieren ir al colegio.
“Todas las escuelas tienen un historial de que, en algún momento, algún chico no quiere ir al colegio, entonces tienen que intervenir con los papás. ”, explica la Licenciada Emilia Canzutti, cofundadora de Momento Cero, institución destinada a trabajar en la prevención primaria de la salud física y mental de los individuos.
Generalmente, en los casos en los que sucede, los padres no saben cómo enfrentar la situación; respecto a esto la especialista indica que “Por un lado, lo primero que hay que hacer es identificar qué es lo que está pasando en casa, que puede estar produciendo que el niño no quiera ir a la escuela. Esto puede ser desde que nació un hermanito, nos mudamos o es nueva la escuela, estos son efectos externos. Pero también pueden ser cosas de adentro de la escuela: no tiene amigos, la docente que le tocó no le cae en simpatía, o hay algún fracaso escolar que lo sigue arrastrando durante muchos años, entonces no tiene más ganas de ir a la escuela”.
Sin embargo, se detallan dos posibilidades en cuanto a la negación del chico a ir a la escuela: “Lo que hay que empezar a diferenciar es si esto es solamente con la escuela o si empezó a acaparar otras áreas, porque hay veces que los chicos no quieren ir a ningún pijama party, no quieren ir a ningún cumpleaños, no quieren salir de la casa”, plantea Canzutti, y agrega: “Si es solamente el colegio, nosotros lo que aconsejamos es que se apoyen en las autoridades del colegio, los directivos y la docente, para empezar a pensar cuál es la estrategia para que el chiquito regrese”.
El planteo de que el niño no quiere ir a la escuela resulta bastante común, “Yo he tenido casos que por un año no fueron a la escuela, es bastante común esto. En las escuelas siempre te van a contar que en algún grado hay algún chiquito que no está viniendo a la escuela, o que los padres se tienen que quedar afuera bastantes horas de la mañana hasta que se tranquiliza y entra”, explica la licenciada y cofundadora de Momento Cero.
Para mayor tranquilidad de los padres, Emilia Canzutti indica que “hay momentos en que los chicos tienen angustia de separación, y no quieren irse de sus casas, no quieren separarse de mamá y papá. Eso es más pasajero y más esperable”. Sin embargo, si se instala en otras áreas, ya es motivo para realizar una consulta con un profesional.
“Lo que nosotros aconsejamos es que los papás primero tengan en cuenta los síntomas previos a la negativa de no ir a la escuela: vómitos, nauseas, dolores de cabeza, dolores abdominales, palidez, debilidad. Muchos la primera vez lo creen, la segunda ya empiezan a sospechar, la tercera lo llevan al médico. Sin embargo, el tema es que a veces los papás dicen “me está manejando” o “me está llamando la atención”, seguramente, pero el concepto de Momento Cero es que hagan las cosas a tiempo, que no dejen que eso se vaya difundiendo aconseja Canzutti.
El período más común para sufrir este tipo de fobias a lo largo de la infancia es entre los 4 y los 8 años. “Es un síntoma bastante común, que yo creo que después de tantos días de paro puede pasar que se multiplique”, indica la especialista.
A la hora de hablar del tema e indagar, el niño hablará de miedos, pero se tratará de un miedo que no es un peligro real, sino irracional. Sin embargo, el chico lo lleva, sin poder dar demasiadas explicaciones más que el sentirse inseguro, desvalido, o sentir que no puede. “Es un miedo bastante paralizante, y es lógico que lo manifiesten yendo a la escuela, porque en realidad es su medio, es donde pasan más horas, entonces es raro que digan “no quiero ir a la casa de la tía”. Lo ponen en juego en donde más lleva tiempo su vida”, explican desde Momento Cero.
Como últimos consejos, la licenciada Emilia Canzutti plantea primero hablar de la situación con la maestra y la directora, “ellos siempre tienen estrategias acerca de cómo pueden hacer para que el chico regrese a la escuela”, tranquiliza. Por otro lado, el pediatra tiene que estar al tanto, y hacer un recorrido de en qué cosas el chico se empezó a encerrar, a qué cosas le tiene miedo, qué cosas lo frustran, y si tiene las herramientas para sobrellevarlo.
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Camila Sarmiento
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