Qué padre no sufrió la experiencia que su hijo comenzara a gritar, a llorar, incluso a veces hasta tirarse al piso porque le dijimos que no a algo que querían. Ahora bien, qué son los berrinches y cómo tratarlos. Aquí algunas consideraciones de los especialistas de Momento Cero, una institución destinada a trabajar en la prevención primaria de la salud física y mental de los individuos, intentando prevenir la enfermedad y los desórdenes emocionales.
El equipo de profesionales de MOMENTO CERO está disponible para consultas o entrevistas sobre el tema. Comunicarse al 0230-4664772 ó 011-15-6096-4656 para concretarlas o enviar un mail a fernanda@quasarcomunicacion.com.ar |
“Los berrinches son conductas esperables en los niños desde los dos años hasta los tres y medio o cuatro. Se producen en la etapa en la que comienza la fase de separación- individuación. Es decir, comienzan a darse cuenta que son una persona separada de su mamá y de la adquisición de una individualidad única. En esta etapa aparecen los “No” como una manera de expresar sus opiniones y quieren ejercer su voluntad con mucha fuerza. Pero todavía no pueden expresar lo que sienten o piensan. La pataleta es una manifestación de su desconformidad, de su frustración, de su falta de control y de su dificultad para tramitar estas emociones”, define la Lic. Emilia Canzutti, co-fundadora de Momento Cero (Matrícula 90400).
Por eso frente a ciertos límites, los niños van a sentirse abrumados por sus sentimientos y todavía no han desarrollado su habilidad para manejarlos de manera más eficaz. La rabieta es una manifestación de su disconformidad, de su frustración, de su falta de control y de su dificultad para tramitar estas emociones. Nos está diciendo: “me siento frustrado, estoy enojado, furioso y he perdido todo control!
Como padres, se debe ayudar a nuestros niños a manejar su independencia y desarrollar autocontrol. Estos comportamientos van a surgir y no podemos eliminarlos sino que debemos aprender a manejarlos
«La respuesta que tengamos como padres será diferente si creemos que los berrinches son manifestaciones de caprichos, fortalezas y ejercicio de control de nuestros niños, o que son manifestaciones de su inseguridad y fragilidad. Es bueno saber que el manejo de los berrinches está directamente relacionado con nuestra capacidad como padres de sostener los NO», agrega Canzutti.
Si los berrinches se extienden más allá de la edad de 4 años generalmente es porque los padres han cedido ante los mismos, y le han enseñado que pueden obtener todo lo que quieren en tiempo y forma con esta conducta. La persistencia de esta conducta debe hacer que nos ocupemos del tema, para lo cual será tal vez necesario hacer una consulta al profesional pertinente.
Respecto del momento del berrinche, “los berrinche se deben manejar igual forma en vacaciones o no. El manejo de estas conductas está directamente relacionado con la capacidad de los padres de decir que NO y sostenerlo, sin ceder ante la rabieta. En muchas ocasiones los niños y los padres tienen la sensación de haber perdido el control, no hay que olvidar que uno es el adulto y es quien intentará hacer todo lo posible para recobrar el estado emocional necesario para que el niño acepte o comprenda por qué es necesario hacer o dejar de hacer tal o cual cosa”, agrega la Lic. Adriana López, de Momento Cero (Matrícula 23655).
Muchas veces sentimos que es más fácil darles lo que piden para poder callarlos, pero ¿qué estamos haciendo con esta actitud? Les estamos enseñando que a través de esta conducta puede obtener todo lo que quieren y no les enseñamos a aprender a frustrarse, ni a manejar los sentimientos que esta suscita.
Debemos aprender que la frustración no es mala para los niños. El secreto reside en cuanta frustración recibe en cada etapa y con cuanta frecuencia. La cantidad adecuada en el momento oportuno eleva la tolerancia a la frustración y aumenta la capacidad del niño para hacer frente a las mismas. Por eso, para evitar los berrinches y que vayan disminuyendo en el tiempo, debemos aprender a decir «NO», pero este «No» debe ser oportuno, claro, conciso y por sobretodo debemos ser constantes.
Es necesario también analizar la antesala del berrinche haciendo una, observación de la situación, por ej, el tono que hemos empleado, si el niño está cansado, y comprendamos que está diciendo con el descontrol. Entonces cuando digamos “no” también pongamos palabras que den cuenta de sus sentimientos: No querés.., estás enojado…, te da rabia …
«Es necesario hacer una consulta profesional más específica si el niño ha superado la etapa preescolar y los berrinches persisten a pesar que sus padres no ceden ante ellos y hayan comprendido la emocionalidad de su hijo y promovido su fortaleza. Si hay necesidad de medicarlo esto será determinada por un profesional idóneo, aunque en nuestra experiencia esto es muy poco probable y poco aconsejable”, recomienda Canzutti.
Es importante que los padres no se descontrolen, ni se pongan furiosos frente al berrinche. «Si nosotros estamos calmados, ayudamos a nuestros niños a ver que no perdemos el control y que con nosotros están seguros. Todos sabemos lo difícil que es mantener la calma en estos momentos pero es importante que lo probemos, pues cuando nos enojamos, normalmente aumentamos su frustración y su berrinche. Todo termina en guerras de poder entre padres e hijos», explica la Lic. Adriana López.
«Por eso escuchemos qué nos está pidiendo y veamos si podemos complacerlo o no. Como es independencia lo que el niño quiere, es importante que le demos el poder de tomar pequeñas decisiones. Hay ciertas cosas, como la remera que quiere usar, el juguete que se puede llevar de paseo, etc. que pueden ser decisiones suyas. Algunas otras cosas, como la comida o las actividades que debe realizar no son tan flexibles. Debemos decir muchas veces que sí, y los no indispensables para poder sostenerlos. O sea escojamos bien las «batallas» que vamos a pelear y dejémosle tomar decisiones adecuadas a su edad», declara Canzutti.
«Si la respuesta es NO, expliquemos claramente por qué no haremos lo que pide. Siempre es importante reconocer el sentimiento que tienen y el deseo del niño aunque luego no lo complazcamos. Analicemos la antesala del berrinche haciendo una observación de la situación. Por ejemplo, ver si el niño está cansado, si estuvimos todo el tiempo diciendo que no, el tono que empleamos… Comprendamos lo que está diciendo con el descontrol. Démosle palabras que expresen sus sentimientos, hay que enseñarles a ellos el vocabulario emocional. Digámosle sé qué te enoja. Qué no querés, tenés ganas de seguir jugando… Por último, sepamos que si los berrinches son esperables en un momento evolutivo de nuestros hijos, también deben cesar. Si continúan luego de los 3 años y medio, cuatro normalmente es porque los padres hemos cedido ante ellos y los niños han aprendido que esta es una manera eficaz para lograr lo que quieren. Tal vez aquí ya sea importante consultar con profesionales idóneos para corregir la conducta», advierten desde la institución
Momento Cero brinda asesoría a través de sus consultorías sobre cómo tratar este tipo de situaciones atípicas. Se pueden contactar con la institución escribiendo a contacto@momentocer.com.ar
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Lic. María Fernanda Ipata
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