Ya comienza el año escolar. Es buen momento para prepararnos y preparar a nuestros hijos para el inicio de las clases y el transitar seguro por todo el ciclo lectivo, y qué mejor si afrontamos este cambio de rutinas sin estresarnos. Por tal motivo, las especialistas de Momento Cero (www.momentocero.com.ar), institución dedicada a favorecer el crecimiento de niños emocionalmente estables y los especialistas del CEETA (Centro de Estudios Especializado en Trastornos de Ansiedad) ofrecen algunos consejos para atravesar este inicio del ciclo lectivo
El equipo de profesionales de MOMENTO CERO y del CEETA está disponible para consultas o entrevistas sobre el tema. Comunicarse al 0230-4664772 ó 011-15-6096-4656 para concretarlas o enviar un mail a fernanda@quasarcomunicacion.com.ar |
El difícil camino de volver a la rutina
La Lic. Adriana López (Matrícula Profesional: 23.655), de Momento Cero, indica que es bueno que «volvamos de a poco a establecer las rutinas, los horarios de dormir, la comida, el baño, etc., que fueron flexibilizadas durante las vacaciones. Las rutinas implican hacer las cosas de todos los días más o menos de la misma manera, y en los mismos horarios. Estas ayudan a los niños a organizarse, a regular su día. Les otorga confianza y seguridad ya que al saber qué va a pasar, pueden anticiparse y prepararse para lo que viene. Las rutinas evitan ansiedades y angustias en los niños. Esto es mucho más necesario cuanto más pequeños son los niños».
«Es positivo en estos días, sobretodo para los que empiezan una etapa nueva, (comienzo del jardín, primer grado) hablar con ellos de la escuela, preguntar sobre lo que sienten, ver si hay temores, o fantasías por lo nuevo que viene. A veces los niños que empiezan primer grado están muy asustados, generalmente cambian de edificio, e incluso de compañeros, los grandes les hacen comentarios sobre la nueva etapa que los carga de ansiedades y temores», continúa la licenciada, responsable de la institución que también brinda el servicio de consultoría para tratar este y otros temas que aparecen en la infancia de nuestros hijos (consultas a contacto@momentocero.com.ar) .
A propósito, la Lic. María Cecilia Palozzo (Psicóloga MN 34964), del staff del CEETA, asegura que «los cambios de rutina generan naturalmente cambios tanto a nivel emocional como en la conducta, a todos: grandes y chicos. Pero en los niños es donde más podemos observarlo. La rutina genera contención, nos da un cierto orden y como consecuencia nos genera seguridad. Cuando este orden cambia por ejemplo cuando comienzan las vacaciones o cuando después de las vacaciones los chicos regresan al cole deben acomodarse, habituarse nuevamente. A nivel emocional, puede resultar en un aumento de ansiedad que a nivel comportamental se puede expresar en el típico reclamo de los chicos de no saber que hacer, que están aburridos, etc. Pueden mostrarse mas irritables o sensibles, enojarse con facilidad».
«Como papas debemos entender que estos cambios son pasajeros, que son esperables y normales. Acompañarlos, ayudando a brindarles una rutina mas tranquila pero que sirva como periodo de transición. Por ejemplo proponer un horario para levantarse por la mañana que no sea ni muy temprano ni muy tarde, y no dejar que quede librado a cualquier horario», agregar Palozzo.
«Estemos atentos a lo que sienten nuestros hijos, hay algunos que están deseosos de empezar y otros que quieren seguir de vacaciones, aceptemos estos sentimientos sin descalificarlos, tanto si quieren como si no. Cuando empiecen veamos que estén cómodos y a nivel con lo que la maestra enseña. Cada niño tiene áreas en las que se siente fuerte y seguro, que domina mejor y otras en las que no, en las que será necesario estimular y ayudar. Ayudar no significa hacerlo uno, o evitar que se esfuerce para lograr sortear el obstáculo. Ayudar es alentar a que persevere, explorar junto con él las dificultades, darle herramientas», afirma López.
Sobre este punto, «no todos los niños hablan sobre lo que realizan en el colegio, algunos salen y cuentan todo y otros reservan esas experiencias para si. Los padres respetarán la modalidad de cada uno. Podemos preguntar: ¿como te fue en el Jardín? Hicieron algo nuevo? Jugaron en el patio? pero si no quieren contestar respetémoslo. En estos casos es aconsejable ser pacientes y observarlos solo si aparece un síntoma nos empezamos a ocupar», indica la licenciada especialista en temprana infancia.
«Es importante, que los pequeños aprendan a comunicarse con sus maestras, compañeras/os, plantear situaciones molestas, saber hacerse escuchar, tener buena relación con el entorno. Los docentes están preparados para estimular a los niños a hablar, los observan y detectan cuando hay dificultades. Los mayores se pueden apoyar en ellos y consultar o comunicar cualquier duda o situación que les preocupe», aclara.
La especialista agrega que es importante que «respetemos los tiempos que necesiten ya que varían de un niño a otro. Tal vez lo más importante sea que los papás estén preparados para dejar a sus hijos en el jardín, si a ellos les cuesta mucho esta separación o no confían en las autoridades y docentes será más difícil para el niño/a adaptarse».
Vuelta al cole, aumenta la ansiedad
Palozzo, especialista en trastornos de ansiedad asegura que «en los padres también los cambios de rutina generan aumento de ansiedad y muchas veces tensión, tensión en la pareja, en la familia. Desde los cambios de horarios, actividades de los hijos, incluso al comenzar las vacaciones dejando de lado la rutina del trabajo. Los síntomas más destacados son ansiedad marcada y persistente, preocupaciones y/o pensamientos negativos por lo general de estilo adversos, dificultad para conciliar el sueño o dormir por lo cual es notable luego el agotamiento. También lo acompañan irritabilidad, enojo y cambios del humor. Se pueden manifestar síntomas físicos como problemas digestivos y en aquellas personas más vulnerables, pueden darse taquicardia, sudoración, sensación de inestabilidad, entre otros».
Desde el CEETA indican que «la ansiedad se puede manifestar de diversas maneras acorde a la edad o período evolutivo del niño o adolescente. La ansiedad es una emoción natural y necesaria en los seres humanos, debemos preocuparnos por ella cuando excede los límites esperables. En los niños la ansiedad elevada se manifiesta con irritabilidad, enojos, llantos que superan lo esperable en relación a la situación que se presenta. También podemos observar síntomas como dolor de panza, ingesta compulsiva de alimentos, dificultad para dormir, temores en general, angustia ante la separación, ya no quieren quedarse en un lugar si no están papa y mama presentes. En los adolescentes la ansiedad suele manifestarse con preocupación excesiva, pensamientos negativos sobre si mismos o las situaciones que deben afrontar, angustia, inseguridad, retraimiento, dificultad para concentrarse, para conciliar el sueno, dolores de cabeza y problemas gastro intestinales. Cuando estos síntomas se manifiestan con intensidad y de manera persistente es importante consultar con el profesional ya sea el pediatra o medico clínico en primera instancia y con el psicólogo de ser necesaria la intervención».
Las situaciones que pueden generar ansiedad en los niños son variadas, desde las simples fobias o temores a animales o insectos, temor a la oscuridad o a las tormentas, temor al abandono o la separación, a la inseguridad. En los púberes y adolescentes la ansiedad esta mas vinculada con el crecimiento, el desempeño, las relaciones sociales y responsabilidades como también el temor a la muerte muy característico de este periodo.
Cuando hablamos de niveles de ansiedad debemos primero distinguir a la ansiedad normal de la patológica. La ansiedad normal se presenta con intensidad leve o media y de corta duración, ante situaciones comunes y esperables. En cambio la ansiedad patológica se caracteriza por su alta intensidad y su duración excesiva, provocando gran sufrimiento y un notable trastorno en la vida cotidiana.
Toda situación nueva que debemos afrontar genera naturalmente tensión y ansiedad. Nuevas amistades, nuevos compromisos sociales en las que se incluyen nuestros hijos también pueden generar tensión y la necesidad de acomodarse. Es importante la comunicación, el diálogo claro y preciso con la pareja si surgen situaciones en las que no se estén de acuerdo o se piense u opine diferente, ante cualquier escenario que pueda presentarse.
La importancia de «hacerse responsables»
Además de todo lo dicho, es importante enseñar a los niños a hacerse responsables de la actividad escolar. Hay que incentivarlos a interesarse y que se involucren en la preparación para el inicio escolar.
Primero entendamos que la actividad escolar incluyendo la tarea en casa es responsabilidad de los niños «busquemos con ellos los útiles que necesitarán llevar la primer semana de clases. Dependiendo de la edad del pequeño la mochila la preparamos juntos o ellos solos. Muchos papás están muy preocupados con el inicio de las clases porque deben lidiar con los niños que no se hacen responsables de sus tareas escolares. Muchas veces es porque los papás son quienes se hacen cargo de las mismas, los niños han delegado en ellos actividades que les son propias. Es importante enseñarles a hacerse responsable de su aprendizaje desde el inicio. No esperemos a que esté en el secundario para pedirles que sean responsables de sus estudios No olvidemos que cuanto más nos preocupamos nosotros menos lo hacen ellos».
¿Cómo los ayudamos a hacerse responsables?
Respecto de cómo favorecer la responsabilidad en los más pequeños, la Lic. Adriana López declara que «primero entendamos que: la tarea es de ellos, si cuando llegan del colegio somos nosotros quienes vamos y abrimos la mochila, miramos los cuadernos para ver qué actividades tienen que realizar o qué deben llevar; ellos rápidamente delegarán en nosotros la responsabilidad de la tarea y de los útiles que necesitarán llevar al día siguiente. Así, luego, aparecerán los reclamos: “no me pusiste el mapa, o las plastilinas en la mochila y me pusieron una mala nota”; o “me fue mal en la prueba porque no me hiciste estudiar”. Por eso cuando llegan del colegio ellos deben ser quienes abran la mochila y vean qué es lo que tienen que hacer».
Al principio cuando son chiquitos lo harán junto con los padres, luego delante de ellos e irán alejándose más a medida que pasan los años, hasta el momento que puedan hacerlo solos. De a poco adquirirán el hábito, ya se habrán independizado y estarán listos para hacerse responsable de su estudio.
Como recomendación, López dice que «dejemos que traigan incompleto, que se equivoquen, que traigan notas por no estudiar o traer el material, así se harán conscientes que la tarea no se hace sola y que no es obligación de los papás. Los más chiquitos necesitarán más apoyo, sostén, una mirada atenta e interesada, tal vez estar junto a ellos para hacer la tarea. Pero no debemos estar para criticarlos u observando lo que hacen mal. Los papás no estamos para corregir, o exigir que la tarea se realice bien, para eso está la maestra, nosotros estamos para que se haga. Si estamos permanentemente encima, tratando que esté prolijo, bien hecho, subrayado, pintado; los niños comenzarán a huir de nosotros al momento de hacer la tarea, nos dirán que no tienen nada y/o tardarán años en hacerla. Por qué? Porque hacer la tarea con ellos es un castigo ya que mamá o papá no se quedan tranquilos hasta que todo esté perfecto. Y esto es agotador para cualquiera!», finaliza.
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Lic. María Fernanda Ipata
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