Luego de dos jornadas intensas, culminó el XI Congreso de Educación organizado por el Polo Educativo Pilar. La última ponencia ahondó en la temática «Sobre Valores religiosos y Diálogo” y estuvo a cargo del Rabino Daniel Goldman quien habló del lenguaje y el diálogo como la base de una sociedad plena de valores y en crecimiento.

Presentado por el presidente del Polo Educativo Pilar, Juan Ranwez y el secretario de Salud de Pilar, el Dr. Pablo Atchabahian, Goldman dijo que “las religiones son lenguajes. Ningún lenguaje es verdadero o falso. Todos los lenguajes tienen en un punto origen humano. Las religiones son expresiones humanas iguales a los mensajes, ni verdaderos ni falsos. Cada lenguaje refleja una visión civilizacional. Hay cosas que podemos decir en un lenguajes y otras en otros no. Por eso cada religión es diferente, porque tienen origen humano. Toda tradición religiosa refleja virtudes, pero también toda tradición religiosa refleja prejuicios”.

“El diálogo significa compartir virtudes y tender a eliminar prejuicios. En mi misión judía, en mi vida judía hay algo de cristiano y algo de musulmán. Y creer que lo debo rechazar porque pertenece a otro y no forma parte de mi vida es la constitución del prejuicio de algo que existe en el otro y que yo mismo tengo”, dijo el rabino de la Comunidad Bet El.
Goldman introdujo a los asistentes en un tema de la tradición judía para enseñarles sobre las acciones, los actos, “nuestros hechos reflejan quiénes somos, nuestros valores. El libro del Éxodo habla de los Diez Mandamientos. Para la tradición judía no existe algo que pueda englobar una tradición o creencia. Pero en el Medioevo tuvieron esta discusión. Creían algunos que los diez mandamientos eran lo más importante del texto y debían ponerse de pie para leerlo. Ellos se llamaban, los minimalistas. Esta es la esencia, la síntesis de la vida, decían. En cambio, los otros, los opositores, sostuvieron que no hay que ponerse de pie porque hay que tener miedo a la síntesis. En hebreo síntesis significa muerte. Cuando acortamos, cuando no permitimos que algo pueda debatirse o pensarse lo que hacemos es crear ´cliche´ que hacen que el ser humano no pueda expandirse no pueda permitirse una búsqueda”.
Ante el planteo de esta discusión histórica, el Rabino compara este libro con otro, “Levítico dice, ´Santos sereis porque yo soy santo´. La diferencia de estructura explica: Éxodo, Dios como sujeto. Levítico, Dios como predicado. La diferencia es que en la acción se manifiesta lo divino. Dios se manifiesta a través de lo que nosotros hacemos. Es que Dios no está en un lugar determinado sino que acorde a cómo nosotros actuamos va a producirse la existencia de Dios”.
“Ver a Dios en nuestros actos es quizá ir en contra de lo que nos enseñaron, pero si lo analizamos, explica, podemos llegar a un acuerdo, esta tensión lleva a un punto esencial. No debe ser discutible desde un lugar modular. Los dos textos van a sostener algo profundamente hermoso, la ley de la cual derivan las otras leyes. ´Honrarás a tu padre y a tu madre` de ella derivan todas las otras leyes.  De ahí surgirá el resto de los mandamientos. Los sabios medievales dicen que es honrar aspectos del pasado que tienen que ver con tu propia vida».
Volvemos a este punto, la observancia de la ley es necesaria en todo individuo dentro de una sociedad. «Colocarnos en la honra a nuestros padres y madres, que tiene que ver mucho más que el respeto, es la medida que yo soy lo que soy, es la medida en que me estructuro a través de la ley”, asegura el Rabino.
Volviendo al Éxodo, medita sobre la necesidad de Moisés de un padre y su relación con la docencia, dice Goldman que “si no hay padre no hay revelación, si no hay padre no hay mandamientos y si no hay honra a ese padre no hay revelación ni mandamientos. La docencia es estar en estado docente. Es enseñar a cumplir la ley del modo tal que la ley le sea relevante. La función del maestro es una función que homologa a la función de padre. En hebreo moré significa docente y rebelde. Sí, así es. No existe educación, sino existe diálogo, un lugar en donde poder compartir el logros”.
En su reflexión en relación al diálogo nos exhorta con estas palabras, “no existe diálogo entre instituciones, existe diálogo entre personas. No es que las naciones unidas pueden establecer la paz, sino las personas que dialogan entre mismas pueden saber qué significa el otro y por lo tanto pueden saber qué significa la paz.”
Para que exista diálogo entre los seres humanos debe haber un lenguaje común, continúa reflexionando Goldman, “significa un lenguaje de mismos valores. Si nos atenemos al uso común de las palabras, discutamos si lo que estamos definiendo es el mismo valor. Hay valores que son homologables. Hay valores que son incomparables y hay valores que son incompatibles. Dentro de esta estructura debemos desarrollar algo que tenga que ver con la homologabilidad del otro. Aquí interviene el conocimiento del otro.”
“La palabra armonía, la que utilizamos para buscar el disco blando que nos permite homologar con otros, es una palabra que proviene del hebreo. Compuesta por dos palabras: “ia” es Dios “armon” es palacio. Cuando hay armonía hay la vivencia del palacio de Dios», finaliza..
Goldman sintetiza: «Volvamos al principio, Dios como sujeto (teología sustantivista) o Dios como predicado (verbo). Dios es el diálogo, la palabra que transforma al que la dice”
Acerca del Rabino Daniel Goldman
En 1985 se ordenó como rabino. Durante 3 años fue rabino en Rio de Janeiro y desde 1992 que lo hace en la Comunidad Bet El. Estudió derecho en la UBA, Educación en la Universidad Hebrea de Jerusalén y Talmud en el Hebrew Union College en USA. Es vicepresidente de la APDH., secretario de la Comisión Provincial por la Memoria, y miembro del consejo consultivo de Poder Ciudadano. Cree fervientemente en el diálogo interreligioso y en el aporte fundacional y pleno que la tradición judía tiene para con la justicia social. La inspiración de su actividad cotidiana está basada fundamentalmente en el legado profético y tomó como modelo de su rabinato la figura de su maestro Marshall T. Meyer, quien enseñó a sus alumnos la importancia de establecer un puente entre las fuentes judías y la realidad histórica que nos toca vivir, con el objeto de transformar al mundo en el reinado de Dios. Ama las letras, la tarea pastoral, la filosofía, la música clásica, el tango y el rock nacional. Está casado con Norma y tiene 2 hijas: Tali y Edna.

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