En nuestros días estamos muy acostumbrados a escuchar a especialistas, diciendo que el deporte es fuente de salud. Nombran todas las enfermedades que pueden aparecer si llevamos una vida sedentaria, algunas de ellas con nombres atemorizantes, otras con finales no deseados. Nos muestran imágenes de sus consecuencias, enumeran y describen sus beneficios, nos exhortan de mil maneras a tomar conciencia de la importancia de realizar actividad física o algún deporte.
Pero aún así, a la pregunta ¿Qué sentido tiene practicar deporte o actividad física?, es difícil encontrarle una respuesta.
Es que el sentido no se encuentra en razones ajenas, ni en beneficios
probados; sino en la experiencia vivida y deseada. ¿Cómo es eso?, quisiera compartir con ustedes una conversación que tuve una vez en el club.
Era media mañana y hacía mucho calor, el ejercicio físico había sido intenso y merecía un descanso. Junto a mi sentó una persona, que también tenía cara de “merecido descanso”, y lo disfrutaba tanto como yo; lo que me dio la confianza suficiente para iniciar una conversación relajada. Cuando le pregunté que deporte practicaba me dijo: “ninguno”. Su respuesta me sorprendió, pues tenía puesto un equipo deportivo. “¿Cómo es eso?” le respondí. “Si, verá usted… Desde que tengo memoria, hasta el día de hoy, he practicado aquello que todos llaman “deporte”. Pero si alguien viniera a preguntarme cual practico, diría “ninguno”. Y es que para mi, venir al club, y jugar al básquet, es estar en un lugar especial donde me encuentro con amigos y me distiendo, es un momento en el que me dejo fascinar por las sensaciones físicas cuando me muevo. Es sentir satisfacción y realización personal cuando puedo superar una dificultad, por ejemplo si algo no me sale, y de comprobar a la vez, que si me lo propongo puedo hacerlo.
Cuando juego un partido, siento que me conecto plenamente con la vida, me siento vivo, es difícil de explicar… Es una fiesta de sensaciones físicas, y una acuarela de emociones. No siempre fue fácil formar parte de un equipo, aprendí a cooperar y a ser responsable, a respetar y a aceptar la realidad de mis compañeros. A veces, por cansancio, digo “hoy no voy…”, pero no sería sincero conmigo mismo si desoyera esa parte de mi que me invita a dedicarle tiempo y esfuerzo. Y me digo a mi mismo, “¿cómo voy a dejar de hacer algo que me hace tan bien?… (se queda pensativo)
Volviendo a su pregunta… (me mira sonriente y satisfecho), el deporte que practico es Básquet…”
Había explicado de manera muy sencilla las razones, y sabiamente el sentido que tenía para él incluir el básquet en su vida.
Tal vez de lo que se trata entonces, es que cada uno, pueda darse la oportunidad de descubrir en su interior esa invitación, para realizar actividad física o deportiva.
Lic. Jimena Martínez
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