En los últimos años hemos sido testigos de todo tipos desastres en diferentes partes del mundo como terremotos, tsunamis, inundaciones, etc. Hoy nuestro país se ve conmocionado por las inundaciones que afectaron la ciudad de Buenos Aires y La Plata, y que ahora se extiende a otros puntos del país.
Es de destacar que todos los profesionales de Momento Cero(una institución destinada a generar espacios para mamás y papás tendientes a facilitar la crianza) están a disposición de los damnificados que necesiten hacer una consulta sobre la evolución del niño frente a lo sucedido. Más información en www.momentocero.com.ar ocontacto@momentocero.com.ar
A su vez, realizaron el siguiente informe para dar algunas pautas de cómo enfrentar la situación.
El equipo de profesionales de MOMENTO CERO está disponible para consultas o entrevistas sobre el tema. Comunicarse al 0230-4664772 ó 0230-15-4584535 para concretarlas o enviar un mail a fernanda@quasarcomunicacion.com.ar |
En primer lugar, definen al desastre como un hecho súbito, ilimitado en el tiempo que produce daños extensos en la vida y en la propiedad de las personas, genera cambios en la rutina básica diaria de una familia, de una comunidad.
La Lic. Emilia Canzutti, Licenciada en Psicología de la Universidad del Salvador, especialista en vincularidad temprana (Matricula Profesional:90.400) y co-fundadora de Momento Cero indica que «la experiencia emocional ante un desastre es pánico, terror, dolor frente a las pérdidas, cambio total y disruptivo de la vida».
Pero ¿Qué pasa con un niño en medio de un desastre?
Canzutti continúa, «el niño está inmerso en el caos, la confusión, el desamparo, el miedo y la angustia. Se produce un alto nivel de estrés, que puede ser traumático, dependerá de la magnitud de los hechos sucedidos, la comprensión y contención de los adultos. Puede que les afecte tanto perder su juguete como un ser querido, todo pierde noción y reacción», dice.
La especialista de Momento Cero sostiene que «los niños pueden permanecer varios días en estado de shock, confundidos y embotados, hipersensibles e irritables. En los niños pequeños se producen cambios en su conducta y comportamiento, se altera su sueño, se recrudecen sus temores, su ansiedad de separación y puede haber conductas regresivas. Los más grandes manifiestan desazón y desesperanza pero pueden transformar la situación en colaboración y compromiso».
La respuesta a la pregunta ¿Qué pasa con un niño en medio de un desastre?dependerá de muchos factores, como el nivel de exposición en la catástrofe, nivel social, cultura, soporte parental y personalidad.
Es a veces difícil para los padres enfrentar o explicar a sus hijos que se han perdidos juguetes, la camita, las pertenencias, tal vez lo puedan hacer cuando estén más tranquilos. En el inicio ellos mismos están atravesados por los mismos sentimientos de los niños.
«Es bueno saber que hay muchos profesionales especializados en catástrofes que pueden servir para hacer una consulta, si pasados los días, el niño sigue con signos que no son habituales en él. Miramos a nuestro alrededor, aún hay mucha gente damnificada, que no han podido restablecer su orden cotidiano y familiar, que quizás todavía no han encontrado a sus seres queridos, la contracara es la solidaridad, la ayuda incondicional, la presencia de chicos y grandes dando una mano al prójimo», finaliza Canzutti.