Desde Momento Cero, un espacio de encuentros para ayudar a los papás con sus hijos pequeños, aseguran que en la temprana infancia, no hay nada mejor como prevenir para que luego el niño lleve un crecimiento sano.

«Queriendo encontrar palabras para poder referirme al tema de la prevención, recordamos el refrán: MEJOR PREVENIR QUE CURAR. En la profesión que ejerzo (la psicología ) ¿de qué curación estamos hablando?: de dolores del alma, de situaciones familiares difíciles, de pérdidas, de cambios vertiginosos, de cuestiones de crecimiento, de crisis vitales», dice la Lic. Emilia Canzutti, co-creadora de Momento Cero.
Abocadas a la infancia y a las relaciones vinculares ¿qué sería curar?
«Hoy nos encontramos con muchas dificultades en relación a la crianza. Pareciera faltar sintonía, ponernos en el lugar del otro, siendo nuestro hijo ese otro, que necesita mucha comprensión, límites, amor y cuidados», indica la especialista.
A veces los papás se ponen en una posición más caprichosa que ese chiquito que llora pidiendo una golosina. Se da por momentos una suerte de competencia entre padre e hijo.
«Parece que nos olvidamos rápidamente lo que disfrutábamos de nuestras cosas de niños, de llorar, de reir, de hacer enojar a mamá, de compartir con nuestros hermanos una simple travesura», completa Canzutti.
Al respecto, las psicólogas se preguntan, ¿Dónde está lo que hay que curar?, ¿En la personita dolorida o dañada?, ¿En la mamá agotada?, ¿En el papá que llega después de un largo día de trabajo, abatido, cansado, molesto?
Y se responden… «es cada una de esas cosas y todas al mismo tiempo. Queremos una infancia mejor, si prevenimos desde temprano lograremos menos cosas que curar. Tomar conciencia es cuando nos damos cuenta que algo no está funcionando bien podemos intervenir y hacer el cambio correcto, un giro que ayude a crecer, no solo nuestros hijos sino nosotros también», finalizan.