Un empleado ingresó a la empresa en la que trabajaba, aparentemente disconforme con la liquidación de su sueldo, mató a dos de sus jefes y a un compañero de trabajo de la empresa de transporte de maquinarias llamada Bancoy SA, en San Fernando, Buenos Aires.
Acto seguido, intentó prender fuego artículos de la oficina, y con la misma arma que usó para perpetrar la masacre se suicidó.
Este hecho, presenciado por otros compañeros del asesino, acarreará graves consecuencias para los testigos que sufrirán las consecuencias del estrés postraumático y en las mismas circunstancias sentirán temor a volver al lugar de trabajo.
Por tal motivo, profesionales del Centro Especializado en Trastornos de Ansiedad (CEETA) armaron un informe al respecto donde aseguran que «tras la tragedia que es de público conocimiento podemos hablar de estrés postraumático no sólo de quienes lo presenciaron y sobrevivieron sino también de los que se enteraron de la noticia por los medios y tienen temor de ir a trabajar por miedo a que pase algo similar», aseguró la directora del CEETA, la lic. Gabriela Martínez Castro, especialista en Trastornos de Ansiedad.
«Otro trastorno que pueden sufrir es la crisis de pánico que puede causar en compañeros, testigos o familiares que se enteraron por los medios o por testimonios directos, lo cual actúa como desencadenante del trastorno de pánico», continuó.
La licenciada Gabriela Martínez Castro, directora del CEETA, está disponible para consultas o entrevistas sobre el tema. Comunicarse al 011-15-6096-4656 para concretarlas o enviar un mail a fernanda@quasarcomunicacion.com.ar |
El Fenómeno de la Reexperimentación
Martínez Castro explica que “luego del trauma, el sujeto puede presentar el fenómeno de la reexperimentación, es decir, vuelve a experimentar la situación traumática, con todos los sentidos, tal como si la estuviera viviendo, no recordando, sino reviviéndolo. La persona se comporta como si estuviera en el momento del acontecimiento, cuando en realidad, no lo está”.
Además, quien lo sufre, evita exponerse a estímulos asociados al episodio. Sufre de embotamiento afectivo, ya no responde afectivamente como solía hacerlo, la persona está como anestesiada. Aparece también la incapacidad para recordar determinados episodios del trauma; una reducción del interés en las actividades de la vida cotidiana; la sensación de desapego afectivo frente a los demás; la sensación de un futuro desolador; dificultades para conciliar o mantener el sueño; irritabilidad o ataques de ira; dificultad para concentrarse y para atender y memorizar respuestas y sobresalto emocional (se asustan fácilmente).
El estrés postraumático y los ataques de pánico
El Estrés Postraumático sucede, según explicó la licenciada Gabriela Martínez Castro, Directora del CEETA, «luego de un acontecimiento traumático donde se ha puesto en peligro la vida del individuo o ha presenciado una situación de riesgo que lo lleva a revivir en cualquier momento del día el episodio con todos los sentidos».
Respecto de los ataques de pánico, presenta síntomas físicos: “el paciente experimenta la sensación de estar cerca de la muerte, o la locura, sufre taquicardia, falta de respiración, ahogo, entre otros efectos”, dice Martínez Castro.
Por lo general el primer episodio de pánico no se olvida jamás, a partir de allí es normal que el que lo ha sufrido tenga la sensación de que pronto volverá a ocurrirle. “Quienes tienen ataques de pánico no pueden quedarse solos, porque a partir de que viven el primer ataque, su conducta cambia completamente; evita lugares donde sufrió la crisis, procura no realizar la acción que realizaba al momento de manifestarse el pánico; en fin, su conducta se ve limitada y la vida del paciente se restringe hasta el aislamiento”, explica Gabriela Martínez. Esta tipología en particular de trastornos de ansiedad, suele avanzar rápidamente y tiene consecuencias graves.
El Tratamiento
“Las alteraciones pueden aparecer al mes del episodio traumático, y hasta demorar 6 meses en su aparición. El tratamiento más adecuado puede ser una terapia cognitivo-conductual, por la brevedad y la rapidez en cuanto a la recuperación”, recomienda Martínez Castro
Por último, es necesario tener en cuenta la intensidad, duración y proximidad a la exposición del acontecimiento traumático, que constituyen los factores más importantes que determinan la probabilidad de padecer dicho trastorno.
La directora de CEETA asegura que «todos estos trastornos se recuperan con un tratamiento específico de terapia cognitivo-conductual (TCC) y la posible aplicación de medicación, en caso de ser necesario».
El tratamiento es breve, conducido por expertos en la materia, lográndose la recuperación y el alta del paciente, quien recupera sus actividades habituales, sin sintomatología física ni emocional.